El verdadero autocuidado: más allá de los masajes y las mascarillas

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Leticia Aguilar

Psicóloga general sanitaria con consulta propia en Marbella y online. Especialista en terapias contextuales

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El autocuidado es una práctica que va mucho más allá de lo que comúnmente se nos presenta en redes sociales o en la publicidad. Si bien los masajes relajantes y las mascarillas faciales pueden ser parte de este proceso, el verdadero autocuidado implica un compromiso integral con nuestro bienestar emocional, mental y espiritual.

El autocuidado nos permite contemplar nuestras necesidades y deseos y por ende, algunos aspectos de esto van a ser ciertamente incómodos (¿Quién dijo que el autocuidado era una tarea fácil?)

El Autocuidado Integral

El autocuidado no se trata solo de mimar nuestro cuerpo, sino de cuidar cada aspecto de nosotros/as mismos/as. Esto incluye establecer límites saludables en nuestras relaciones, aprender a decir no cuando es necesario y priorizar nuestras propias necesidades y deseos. En una sociedad donde a menudo se nos enseña a sacrificarnos por los demás, el autocuidado nos recuerda que también merecemos atención y cuidado.

Para algunas personas, el autocuidado puede significar tomar un día de descanso para descansar y recargar energías, mientras que para otras puede implicar establecer límites claros en sus relaciones personales o profesionales. Independientemente de la forma que tome, el autocuidado es un acto de amor propio y autenticidad que nos permite vivir vidas más plenas y significativas.

Estableciendo Límites y Sosteniendo la Culpa

Una parte fundamental del autocuidado es aprender a establecer límites con los demás. Esto puede implicar decir no a compromisos que nos agobian, rechazar solicitudes que nos hacen sentir incómodos o simplemente tomarnos un tiempo para nosotros/as mismos/as cuando lo necesitamos. Sin embargo, establecer límites puede ser difícil, especialmente cuando nos enfrentamos a la culpa o la presión social.

Es importante recordar que poner nuestras necesidades en primer lugar no es egoísta, sino necesario para nuestro bienestar. Al sostener la culpa, reconocemos que es natural sentirnos incómodos/as al establecer límites, pero también comprendemos que es un paso crucial hacia una vida más auténtica y satisfactoria.

Sostener la Culpa y Liberarnos de las Expectativas

Sentirnos culpables por poner nuestras necesidades en primer lugar es un obstáculo común en el camino del autocuidado. A menudo nos enfrentamos a expectativas externas que nos dicen cómo deberíamos vivir nuestras vidas o qué deberíamos hacer. Pero es importante recordar que no es posible complacer a todos/as y que priorizar nuestro bienestar no es un acto de egoísmo, sino de amor propio y autenticidad.

Al liberarnos de las expectativas externas, podemos vivir nuestras vidas de acuerdo con nuestros propios valores y necesidades. Esto puede implicar hacer elecciones que no siempre son populares o aceptadas por los demás, y claramente, pueden etiquetarse como egoístas: una palabra clave que a veces nos hace dar un paso atrás en aquello que queremos. Realmente, los comportamientos egoístas pueden ser relativamente sanos cuando nos permitimos por un período de tiempo contemplar lo que necesitamos de una manera cuidadosa, además de ver en qué podemos ser flexibles o no a la hora de tomar decisiones.

Cuidar de Nosotros/as  para Cuidar de los Demás

Cuando nos cuidamos a nosotros/as mismos/as, también estamos en una mejor posición para atender a las necesidades de otras personas. Al priorizar nuestro propio bienestar, podemos evitar el agotamiento y el resentimiento, lo que nos permite estar más presentes y disponibles para las personas que amamos. Además, al establecer límites saludables, modelamos comportamientos para aquellos/as que nos rodean, enseñándoles que es importante cuidar de sí mismos/as.

Flexibilidad y Adaptabilidad en el Autocuidado

El autocuidado no es una práctica estática, sino que requiere flexibilidad y adaptabilidad. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra, y nuestras necesidades pueden cambiar con el tiempo. Es importante estar en sintonía con nuestras propias señales internas y ajustar nuestra práctica de autocuidado según sea necesario. Esto puede implicar probar diferentes actividades, explorar nuevas formas de cuidarnos y estar abiertos a la posibilidad de cambio.

Conclusión

En resumen, el autocuidado es un proceso complejo y multifacético que abarca mucho más que simplemente mimar nuestro cuerpo. Al aprender a establecer límites saludables, sostener la culpa y priorizar nuestras propias necesidades, podemos cultivar una vida más equilibrada, significativa y llena de relaciones genuinas.

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