Mi encuentro con la psicología se produjo en la misma universidad: dentro de los papeles repletos de investigaciones que avalaban la eficacia de los tratamientos psicológicos para determinadas dificultades. Aquí me di cuenta, que existía una opción más a los fármacos o a la mera resignación, y es la libertad de poder elegir cómo llevar nuestra vida hacia un camino que tenga para nosotros sentido, aceptando lo que no se puede cambiar y cambiando lo que sí se puede.
Así, no sé esbozar una línea biográfica donde la psicología apareció en mi vida ni por qué inicié sus estudios (a excepción del interés por la conducta humana). Lo que sí puedo decir es que ahora estoy agradecida de haber elegido donde estoy. Lo más satisfactorio de esto es acompañar a las personas que deciden iniciar este proceso y observar esos observar cómo suceden esos cambios. Pero sobre todo, estar presente en todo este transcurso que, si bien es a veces difícil, no deja de ser maravilloso.