Es curioso aportar un espacio sobre mí, donde normalmente se habla sobre la profesión como un interés vocacional desde los primeros momentos en los que vivimos nuestros primeros años de vida. A decir verdad, mi encuentro con la psicología se produjo en la misma universidad: dentro de los papeles repletos de investigaciones que avalaban la eficacia de los tratamientos psicológicos para determinadas dificultades. Aquí me di cuenta, que existía una opción más a los fármacos o a la mera resignación, y es la libertad de poder elegir cómo llevar nuestra vida hacia un camino que tenga para nosotros sentido, aceptando lo que no se puede cambiar y cambiando lo que sí se puede.
Así, no sé esbozar una línea biográfica donde la psicología apareció en mi vida ni por qué inicié sus estudios (a excepción del interés por la conducta humana). Lo que sí puedo decir es que ahora estoy agradecida de haber elegido donde estoy. Lo más satisfactorio de esto es acompañar a las personas que deciden iniciar este proceso y observar cómo suceden esos cambios. Pero sobretodo, estar presente en todo este transcurso que, si bien es a veces difícil, no deja de ser maravilloso.
Ir al psicólogo supone encontrar un espacio donde poder cuidarte al nivel más íntimo y vulnerable en el ser humano. Encontrarás un espacio donde permite la expresión de aquello que la vida real puede decirnos que no es válido o justo.
Es, sobre todo, un encuentro humano donde la persona protagonista serás tú. Protagonista porque, te dedicarás atención a la vez que comprenderás poco a poco en el transcurso de la terapia lo que te sucede. Un espacio sin juicios y de desarrollo personal.
La primera sesión suele ser un espacio donde será importante que ambos/as nos conozcamos, sepamos qué te trae a consulta y evaluar, en conjunto, las dificultades derivadas que aparecen en la vida diaria.
Es aquí donde nos pondremos de acuerdo para sesiones venideras, su frecuencia, duración, política de cancelaciones, etc. Algo importante a saber es que es un proceso individualizado. La terapia se acopla a cada persona como si un traje a medida se tratara, por lo que es muy difícil conceptualizar cómo serán las sesiones posteriores.
El número de sesiones necesarias no suele ser exacto, ya que depende de la dificultad que estemos trabajando, los motivos por los que iniciamos la consulta y de otras variables que se muestren relevantes en el transcurso de nuestro trabajo. Mi objetivo será que hagamos solo las que sean necesarias para que sepas aplicar tus fortalezas y recursos en la vida diaria.
El número de sesiones, por tanto, no dependerá de mi criterio, sino también del tuyo.
Lo recomendable es que al principio nos encontremos una vez en semana para después espaciar la frecuencia a cada 15 días, a una vez al mes, etc. Es importante que al principio los encuentros sean más frecuentes para ganar mayor intensidad en nuestro trabajo.
No obstante, esto también dependerá de tu caso y de tus circunstancias. La frecuencia de nuestros encuentros en terapia solemos fijarla una vez nos conozcamos y sepamos desde donde podemos empezar.
Es muy frecuente pensar que podemos hacer frente a nuestras dificultades en solitario y no hay ningún problema con esto. Las dificultades aparecen a lo largo de nuestras vidas y, prácticamente, tenemos que asumir ciertas responsabilidades.
Hay casos en los que algunas dificultades “se nos hace bola”, poniendo a prueba nuestros límites. Asumir los problemas en solitario no debe de confundirse con la típica frase de “hay que ser fuerte”. También se es fuerte reconociendo que, en algunos momentos, necesitamos ayuda y no por ello una persona es más débil. Todo lo contrario.
El profesional en psicología no receta fármacos ni remedios naturales como pueden ser los preparados de un herbolario. Es más, esto iría éticamente (por no decir legalmente) en contra de su responsabilidad profesional.
Otra cosa distinta es bien que necesites medicación (en este caso, trabajaríamos codo a codo con otro especialista) o que ya estés en tratamiento. De ser esto último, conviene saber qué tipo de medicación usas para una correcta valoración de nuestro trabajo.
La terapia online guarda la misma efectividad en el tratamiento al igual que la terapia presencial, además de contar con las ventajas de poder establecer un tratamiento desde la comodidad del hogar. La terapia se amolda y se adapta al formato online supliendo las limitaciones que pudiera tener en cuanto a la barrera del distanciamiento físico. A su vez, suplanta las limitaciones de la terapia presencial en cuanto a desplazamiento y movilidad, uniendo a cliente y terapeuta a pesar de la distancia física.
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