«Yo paso de arrastrarme y hablarle primero».
¿Te suena esta frase? Seguramente la hayas podido usar tras una conversación tensa, una disputa o una pelea. Lo cierto, es que no deja de ser una norma que establecemos a la hora de comunicar cosas incómodas, impidiendo una comunicación efectiva.
La base para una comunicación efectiva.
La base para una comunicación efectiva se establece a través de conversaciones incómodas. Dependiendo de nuestra historia personal y el bagaje de experiencias que hayamos vivido, puede que retomar conversaciones que sean importantes nos conecte con la humillación, dando a pie a reglas verbales que hemos escuchado a lo largo de nuestra historia y que nos repercuten para reparar relaciones.
Quizá nuestro primer impulso sea mantener nuestro orgullo, y eso no está mal. Aunque a veces se necesita una comunicación efectiva para hacer saber a la otra persona nuestras necesidades y deseos, o bien reparar relaciones o finalizar con situaciones que pueden provocar mayor malestar a largo plazo.
«Pero es que yo paso de arrastrarme»
Sonaría como un mantra, al igual que otros: «si no me escribe, yo no lo voy a hacer», «me ha dejado en leído», etc. No todas las situaciones salen bien tras comunicar. De hecho, puede que no se trate de reparar, quizás también sea de terminar relaciones que no están funcionando.
Para ello necesitamos adentrarnos en la asertividad para una comunicación efectiva. Observar nuestras propias habilidades de comunicación y darnos cuenta de qué impacto ejerce en la experiencia de las otras personas es vital.
Sobre la vergüenza en una comunicación efectiva
La vergüenza es una emoción que experimentamos socialmente al sentir que podemos ser criticados/as, rechazados/as por los demás o por alguien que nos importa. Las reacciones en la vergüenza pueden llegar a tener posiciones extremas: desde el silencio y escondernos, hasta a veces mostrar actitudes agresivas para defendernos del rechazo.
Es importante contemplar un proceso terapéutico si necesitas ayuda a la hora de regular ciertas emociones para mantener una comunicación efectiva, además de potenciar habilidades con las que seguramente cuentes para una comunicación efectiva. Así, se gana terreno en estar presentes y no dejarse llevar por la corriente de pensamientos que aparecen y dificultan el hecho de poder estar conectado/a con el mundo.
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