El trastorno límite de personalidad (TLP) conforma una serie de características donde su base es la desregulación emocional. Así, las personas con TLP experimentan emociones intensas difíciles de gestionar y dificultades en regular sus emociones.
Así, debido a la falta de habilidades para regular esas mismas emociones, se da paso a otra serie de comportamientos problemáticos como estrategias aprendidas y que a corto plazo generan alivio, pero que incentiva el sufrimiento a largo plazo.
¿Qué es el trastorno límite de personalidad? (TLP)
Según el DSM V, el trastorno de personalidad límite cursa con un patrón dominante de inestabilidad en las relaciones interpersonales, autoimagen y desregulación emocional. Los comportamientos impulsivos son otro aspecto a destacar y que comienza antes de la edad adulta.
Los mitos en relación al TLP son diversos. A veces se les tacha como personas agresivas o problemáticas debido a los comportamientos que aparecen como forma de regular el malestar emocional. La polémica está servida en una infinidad de contextos. No obstante, nada más lejos de la realidad: todas las personas con diagnóstico de TLP no despliegan los mismos comportamientos y asumir esta idea nutre lo que se denomina ambiente invalidante.
Características del trastorno límite de personalidad:
Marsha Linehan desarrolló la terapia dialéctica conductual (DBT) enfocada a pacientes con desregulación emocional tras diversos estudios. De esta forma, enfoca 4 áreas para comprender el trastorno límite de personalidad que se van a exponer a continuación.
Desregulación emocional
Se caracteriza por la inestabilidad afectiva y alta reactividad dependiente del estado de ánimo. Por ejemplo, casi todas las personas se enfadarían si su pareja estuviese mostrándose interesado/a por un compañero de trabajo.
El problema no es sentir las emociones sino las dificultades en regular las emociones. Las personas con TLP sufren una alta escalada emocional que, uniéndose a la falta de habilidades de regulación, puede llevar a comportamientos impulsivos que perjudiquen más que beneficien la situación. Enlazando con el ejemplo anterior, una persona que no sufra desregulación puede tener una charla privada con su pareja para saber qué está pasando, en lugar de actuar al servicio de sus emociones en el mismo momento y encarar a su pareja delante de los compañeros/as de trabajo.
Comportamiento impulsivo
La impulsividad es otra de las características dentro del trastorno límite de personalidad. Estos comportamientos pueden ser o dañinos para la persona en sí misma, como intentos o amenazas suicidas o comportamientos de autolesión.
Estos comportamientos tienen el objetivo de regular sus emociones. Tal como se ha expuesto anteriormente, a corto plazo constituyen un alivio pero no al largo plazo. Así, la persona queda a veces atrapada en comportamientos que merman su calidad de vida.
Relaciones interpersonales
Las personas con TLP realizan esfuerzos frenéticos para evitar el abandono real o imaginado. La percepción inminente de separación y/o rechazo o cambios en su ambiente puede dar lugar también cambios en su autoimagen, afecto y comportamiento.
El patrón relacional suele ser inestable con periodos de alternancia entre la idealización y la devaluación. Por tanto, la desregulación emocional suele interferir en las relaciones, tal como se ha ejemplificado en párrafos anteriores.
Autoimagen y sentimientos crónicos de vacío
Existe alteración de la identidad, autoimagen y sentimientos crónicos de vacío. Una imagen estable puede ser difícil si esta depende de los cambios en el contexto. La vida a veces se vuelve como una montaña rusa.
La capacidad de uno/a mismo/a para predecir su comportamiento suele ser difícil en presencia de emociones intensas. Además, al mimetizarse con las circunstancias externas, se pueden dar cambios de comportamiento de forma drástica.
¿Qué tratamientos existen para el trastorno límite de personalidad?
Existen varios tratamientos enfocados en el tratamiento del trastorno límite de personalidad. Entre ellos, la terapia dialéctica conductual (DBT) es uno de los tratamientos con mayor eficacia para el tratamiento del TLP.
DBT fue creada por Marsha Linehan en la Universidad de Washington y contempla para la mejora de las personas que estén en tratamiento la inclusión tanto en terapia individual como grupo de habilidades. De esta forma, se enseñan habilidades que permitan mayor bienestar a largo plazo, mejorando la calidad de vida de quienes acuden a tratamiento. A su vez además se ayuda a generalizar las habilidades enseñadas en el grupo y aplicarlas en la vida real y así instaurar cambios para vivir una vida digna de ser vivida.
Es importante recalcar la importancia del trabajo en equipo para un correcto tratamiento. La terapia individual puede no ser suficiente y requerir de farmacoterapia y/o inicio de grupo de habilidades, en caso de comenzar tratamiento con DBT.